miércoles, 15 de abril de 2009

¿Deporte o negocio?

Por Huazo

La pregunta nos la hemos hecho hace mucho tiempo. La idea siempre fue que el deporte se financiara, que la gente invirtiera, que los privados invirtieran y que la actividad del deporte dejara de estar como una carga del estado afirmándose en seudo franquicias y subsidios encubiertos.

Para el estado un problema, para los privados un negocio, ¿alguien pensó en el deporte?

A la luz de los hechos cual es nuestro argumento para explicar el porque la ley jamás cumplió su objetivo. Lo más notorio es la nula participación de los otrora socios, de los que por años mantuvieron la actividad y los clubes vivos, de la gente que ha sostenido este deporte. Los antiguos socios pasaron a convertirse en simples clientes de un espectáculo deportivo. Hoy por hoy, nadie, absolutamente nadie tiene derecho a cuestionar un refuerzo o una contratación por que es el directorio de la empresa la que decide a quien contrata y a quien no. Son los inversionistas, los que supuestamente ponen la plata, o mejor dicho los que simplemente la administran.

¿Pueden los clientes de una empresa ingerir en las políticas de ella?

Lo normal es que no. Lo normal es que la empresa debe hacer varias propuestas a sus clientes y los clientes optan entre una de ellas. No son los clientes de la empresa los que indican las directrices del negocio, esa es la función de los directivos y los que se ofrecieron para administrar este negocio. Juraron recitar la Biblia de los negocios y convertir esta actividad, que siempre dejaba colas de plata, en una actividad comercial auto sustentada en sus propios resultados.

¿Cuales son los resultados que después de un par de años tenemos a la vista?

Los empresarios de verdad no han invertido grandes sumas en reinventar el fútbol como ofrecieron. En lo que a infraestructura se refiere ningún peso proveniente de los nuevos dueños del fútbol se ha reinvertido en el fútbol. Ofrecieron construir hasta un mall en el vertedero de macul y luego de un sinfín de anuncios publicitarios sólo han cambiado unas pocas butacas y asfaltaron el sector de departamental para que la intendencia no les cuestionara los clásicos.

En Talcahuano el nuevo estadio corre por cuenta de la usina y huachipato, uno de los clubes deportivos más grandes de Sudamérica, y uno de los pocos que se puede dar el lujo de tener hasta una empresa de fútbol adherida. Los estadios de Coquimbo, La Florida, Chillán y Temuco son inversión del estado, y el caso más penoso de las nuevas administraciones y sus nulas inversiones, es el de la concesionaria azul azul, la que ni siquiera se dio el trabajo de comprar un terreno, sino que arrendaron un sitio para desarrollar su proyecto de campo de entrenamiento, aún a riesgo de ser demandados por algún accionista por publicidad engañosa y fraude.

Los logros deportivos no son gran cosa en este período de ajuste empresarial. Los resultados deportivos deben ser considerados, desde ya, como parte de la gestión de la empresa. Si se gana, es resultado de la gestión, si se pierde es por que quienes están detrás de este híbrido deportivo - empresarial no han sido capaces de mantener un nivel de producción óptimo.

Es que desde hace unos meses ya hablamos de producción, así se habla en las empresas, pero existen para esta actividad comercial dos conceptos muy distintos de producción. Para el dueño el concepto de producción se refiere a si el negocio funciona o no como negocio, sin embargo para el cliente, para el usuario, para el cliente la producción tiene que ver con los logros, con los éxitos deportivos; con obtener algo de jactarse, de que enorgullecerse.

Quien dirija este nuevo negocio, con dos líneas de producción, este negocio que exige resultados de parte de la gestión y de parte de la clientela, debe ser quien logre entender ambos conceptos. Los románticos y viciosos del deporte nos gustaría que quien rige los destinos de una entidad deportiva sea un romántico como nosotros. Que no se contamine la mística inherente a una institución con los fríos números, sin embargo para quien vela por el resultado económico no se le puede exigir priorizar un resultado deportivo ni una fecha emblemática por sobre un buen resultado económico.

Es penoso ver a un dirigente, o mejor dicho a un directivo, hablando de fútbol sin lograr entender lo que para un hincha esto significa. Ver rostros inexpresivos desentendidos, tratando de mostrar pasión por el club cuando nunca antes de tener la propiedad de una empresa relacionada pisaron las galerías de un estadio. Penoso es ver directivos y dueños volteados, como el gerente general de blanco y negro, quien es socio activo y al día de la corfuch, o el accionista de la misma concesionaria quien toda su vida proclamó ser de un club y luego aparece hinchando por otro en virtud de su propiedad en una empresa.

Para el caso de la concesionaria azul azul tenemos la ortodoxia misma del conflicto resultado deportivo versus deportado financiero. Blanco y negro, el alma mater de las empresas concesionarias, No está tan alejado del mismo conflicto. Este año las cifras se siguen transparentando, los resultados que obtienen los equipos en sus campañas paralelas hablan a las claras que se hacen opciones de prioridad. Ambas empresas han enfocado sus esfuerzos en campeonatos internacionales por sobre la liga local. Blanco y negro cuenta además con el plus de un sistema de campeonatos que promueve la especulación y la mediocridad sostenida, la que hipotéticamente le permitiría incluso clasificar en muy maas condiciones para los play off, pero aprovechar en este mini torneo su larga experiencia y llegar aún así como favoritos para una eventual final, eso les ha resultado desde hace ya 3 años y son acérrimos defensores de este mediocre sistema. Azul azul recién comienza en estas lides y apostó por un técnico con experiencia y resultadista, un plantel de bajo costo y una hinchada que se banca cualquier cosa sin ningún cuestionamiento. Así puede pelear ambos frentes, con un gran desgaste para los jugadores y la hinchada que paga los precios más caros de Sudamérica.

Esta historia recién comienza, las sociedades anónimas deportivas llevan sólo un par de años en el mercado, pero ya dejaron claro que no vienen a gasta plata, sólo a administrarla. Las grandes inversiones las hace el estado y el flujo lo debe garantizar como siempre el hincha. De las propuetas originales de la ley no queda mucho. Ni inversiones ni dineros frescos, sólo lo que pone la gente que siempre ha puesto. De resultados deportivos no se puede hablar todavía y es posible que jamás se hable ya que por tradición y por definición, la visión de toda empresa es consolidarse en su respectivo mercado y la misión, comercializar un producto que le permita dicha consolidación; de resultados deportivos jamás se ha hablado.